... Siembro mis cibernéticas letras para que florezcan
en tus dimensiones y corazón.
Se las lleva el helado viento del sur...
No se si llegan sanas y salvas a ti...
o si mueren deshojadas de frío,
de abandono,
de indiferencia...
Mis letras, mis amadas hijitas.
Mis letras; jirones de mi anhelante espíritu.
Cada palabra, cada imagen es una réplica
de mi profundo interior,
mensajeras de mis sentires
y esperanzas.
Te las entrego amor
sin saber que es de ellas,
si encontraron hogar y calor,
si son cuidadas y mimadas.
O si cayeron en páramos resecos
y se esfuman de soledad.
No se si son incomodas,
molestas
o ruidosas...
Las amo y saben que hacer si llegan a puerto.
Es muy fuerte,
demasiado fuerte ser poeta y amante...
Parado frente a la tormenta
y solo,
con el palpitante corazón
en la mano
y la esperanza atorada en la garganta...
Ya no llegan a mi tus sentidas letras, las cantarinas.
No llegan a regar mi sedienta espera,
a confortar mi espíritu,
solo el metálico silencio del vacío,
el torturante eco del implacable tiempo...
A veces se te escapan algunas hijas
vacías,
muertas,
tiesas,
sin sentido,
difuntas,
ciegas,
sordas antes de nacer.
José Luis Mendoza Aubert
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