Mis adentros se pueblan de angustiadas ninfas...
Aún mi piel vibra y se estremece
el aliento se entrecorta y me abandona...
En las estepas mas profundas,
en los margenes más olvidados de mi sustancia,
corren las pulcras imágenes de tu desnudez y tu ofrenda...
Tu piel ardiendo de afán,
tu rostro incendiando pasión...
Te guardo en el territorio secreto
de mi corazón,
En los vírgenes retoños de mi piel
donde ávido guardo la miel y la savia,
preciada fortuna de mi universo.
Esperé eras y eones por ti.
Infinito, siempre y eterno tu arribo...
Perpetuo y agazapado esperé bajo la metralla...
Reseco bajo el sol y sediento en el yermo acontecer cotidiano...
Un rayo estridente cruza el cosmos, se incrusta y estalla en mi torso...
El invierno me divide, azuzando al dolor....
Gitana Luna clarividente y premonitoria.
Un vacío corroe ácido mi costado...
Mientras la sombra urde su negro y el puñal prepara su tajo.
Se previene temblorosa y liquida tormenta detrás de mis ojos...
Pero el futuro al futuro pertenece
y nadie podrá despojarme la impronta de tus besos,
ni el rastro de tu olor.
Por eso hoy viviré prendido de las imágenes que rescato de tu ser,
Hoy me alimentaré del presente, una sola ilusión a la vez...
Nada ni nadie podrá desarticular
el encaje que tu amor ha tejido
en torno a mi derredor,
inundándome de salvaje y bravía pasión...
Entibiando mi aterido ser con su amorosa enredadera...
José Luis Mendoza Aubert
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